Walter Graziano, economista y autor de libros de política económica, fue denunciado públicamente este jueves por la locutora Agustina Peñalva por presunto acoso y hostigamiento. La panelista de C5N, quien también realiza las coberturas deportivas del club San Lorenzo, reveló esta mañana haber sufrido desde principios de agosto numerosos episodios peligrosos provocados por este hombre. «Lo único que quiero es volver a vivir mi vida de una forma normal», espetó.
En la última emisión del programa Andate a dormir vos, la joven comunicadora denunció que el hombre de 65 años, con antecedentes por acoso a otras mujeres, no deja de escribirle mensajes por las redes sociales desde diferentes cuentas, al tiempo que la persigue y busca en los lugares que más frecuenta cotidianamente para encontrarla en persona –muchas veces a solas–.
“Desde principios de agosto, una persona llamada Walter Graziano me viene acosando. En principio, en las redes sociales, hostigándome con muchísimos mensajes, más de 20 o 30 por día», empezó el relato.
El pánico verdadero comenzó cuando Graziano, presuntamente, le dijo que esperaba «el momento» para encontrarla a solas. «En ese momento lo bloqueé, nunca hubo una respuesta de mi parte, solamente miraba los mensajes porque me llamaba la atención la cantidad que me mandaba. De ahí se trasladó a Twitter. Lo bloqueé, pero se empezó a abrir otras cuentas”, contó.
El acoso se volvió personal cuando el economista empezó a presentarse de imprevisto en los lugares a los que ella salía con sus amigos o incluso sola: restaurantes, gimnasio, cancha de San Lorenzo, estudio de televisión, y otros.
Peñalva sostuvo que el acosador entraba a su perfil de Instagram, que lo tiene en modo «público» por su trabajo, para estudiarla minusciosamente y conocer cada uno de sus movimientos, gustos y círculos de compañía.
La primera denuncia la radicó el 4 de septiembre. «No paró de hostigarme con estos mensajes constantes, comentando absolutamente todo lo que hacemos y decimos en el programa”, siguió. Cuando empezó a aparecérsele en el gimnasio, con el agravante de que le quería llevar regalos, hizo la segunda denuncia. «En ese momento me dieron el botón antipánico”, expresó, aunque siempre dejó en claro que la actitud del economista no se detuvo.
“Lamentablemente, este hombre sabe dónde vivo, cómo me muevo, a dónde voy. Sigue a mis amigas, a los emprendimientos de mis amigas, y les manda mensajes absolutamente todo el tiempo preguntándoles dónde me puede llevar obsequios, dónde me puede encontrar, dónde me puede interceptar”, acotó.
En varias oportunidades, mientras explicaba las situaciones abusivas que padecen tanto ella como su entorno social desde hace dos meses, Peñalva se quebró en vivo, y remarcó que está viviendo «en una película de terror».
En rigor, explicó que tiene radicadas tres denuncias policiales y aclaró que recién desde la última le brindaron un «botón antipánico», aunque cuestionó su efectividad (porque la batería se consume muy rápido, por ejemplo) y pidió a la Justicia que sea más rápida, empática y garante. Al mismo tiempo, mientras salía al aire de la televisión, le habló directo a su acosador para exigirle que termine con la persecución.
La denuncia policial
Penalva realizó la tercera y última denuncia el viernes pasado en la Fiscalía 18 de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Juan Cruz Ártico. La denuncia fue caratulada como hostigamiento. Las dos presentaciones anteriores se hicieron ante el fuero civil nacional.
En tanto, se pidió la intervención del equipo especializado en violencia de género y del Cuerpo de Investigaciones Judiciales, y se intimó al economista a cumplir con una serie de medidas restrictivas: no puede acercarse a la locutora ni contactarla a través de cualquier medio. Además, pidió medidas de prueba.
“Hoy estuve (en la Fiscalía) desde las siete de la mañana hasta casi las 11, encerrada en un cuarto, respondiendo preguntas sin parar, de una forma que es completamente angustiante. Respondiendo y repasando cada uno de los episodios de este chabón acercándose, de este hombre hostigándome, de este hombre no entiende que no es no, que no quiero nada de él, que no quiero sus bombones, que no quiero sus flores, que no quiero que me hable, que no quiero que aparezca nunca más en mi vida», exclamó.
El reclamo a la Justicia y el pedido a su acosador
“Yo no puedo respirar, no puedo salir tranquila de mi casa. Desde el viernes mi vida se ha convertido en una dependencia total y absoluta de otras personas“, lamentó, aclarando que sus allegados la acompañan en cada momento de su día para que no esté sola.
“Hacés una denuncia, hacés dos denuncias, te dan un botón antipánico, ya hay denuncias previas… La pregunta es: ¿qué tenemos que esperar? ¿Qué tengo que decir yo? ¿Están esperando que me encuentren en una bolsa?“, aseveró.
Y siguió: “El extremo no puede ser la bolsa, el extremo no puede ser una zanja, el extremo no puede ser una valija, no pueden ser cenizas. En el medio pasan cosas que nos dan miedo, que nos asustan, que nos preocupan», remarcó.
«Si tenés a un tipo caminando en la calle, que no sabes cómo está porque es una persona que se encuentra insana, que han declarado que no puede convivir con terceros, ¿por qué no lo pones en cana? ¿Por qué no lo pones en un lugar para gente que está mal de salud mental? ¿Por qué nosotros tenemos que estar aguantando esta situación? Yo estoy presa en este momento. Tengo que salir de mi casa y mirar para todos lados (…) Es una locura».
Por último se dirigió directamente con Walter Graziano, su acosador: «Vos que mirás absolutamente todos los programas: flaco, yo no quiero nada de vos. No quiero que me regales flores, no quiero que me des un libro, no quiero que me des chocolates. Yo lo único que quiero es volver a vivir mi vida de una forma normal».
«Quiero poder trabajar tranquila, quiero poder salir tranquila, quiero poder ir a tomar un mate a la plaza si tengo ganas, quiero poder ir al supermercado tranquila. Te tengo miedo, chabón. Te tengo miedo y no quiero nada tuyo. No te conozco, no sé quién sos. Te pido por favor, déjame tranquila. No te hice nada, no me conocés, no te conozco. Te pido por favor, si estás mirando este programa, no me molestes más. Necesito realmente, de corazón, recuperar mi vida. Quiero volver a la normalidad. Si tenés problemas psiquiátricos, hacete atender, internate. Pero date cuenta: ya tenés una mujer que te dijo que no, otra mujer que te dijo que no. Por favor, no lo hagas más».
Fuente: Página/12