La noticia impactó de lleno en la industria cinematográfica y televisiva estadounidense, pero también en miles de fanáticos alrededor del mundo: James Ransone, reconocido por sus apariciones en películas de terror y por su recordado personaje en The Wire, murió a los 46 años. La confirmación oficial provino de un documento de la Oficina del Médico Forense del Condado de Los Ángeles, una instancia que precisó las circunstancias del fallecimiento y el tipo de muerte.
Según lo informado por medios internacionales, el intérprete se habría quitado la vida el viernes, poniendo fin a una trayectoria artística signada por el riesgo, la intensidad y una versatilidad pocas veces reconocida en la magnitud que merecía. Las autoridades judiciales señalaron que la causa del deceso fue asfixia por ahorcamiento, y que el hecho ocurrió en un cobertizo, un espacio alejado de su ámbito cotidiano. Desde allí, comenzaron a multiplicarse los interrogantes, las muestras de dolor y, sobre todo, los pedidos de reflexión vinculados a la salud mental.
Ransone tenía dos hijos y estaba casado con Jamie McPhee, quien, tras oficializarse la noticia en los medios y confirmarse el reporte forense, utilizó sus redes sociales para difundir un mensaje que buscó ir más allá de la tragedia personal: compartió un enlace invitando a colaborar con la National Alliance on Mental Illness (NAMI), una organización dedicada a la prevención, sensibilización y asistencia de personas con trastornos mentales. El gesto se interpretó como una forma de transformar el duelo en una plataforma de conciencia pública, aprovechando el alcance que la figura del actor aún conserva.
Fuente: A24

