Willy Quiroga, el emblemático bajista y cantante de Vox Dei,murió a los 84 años. El deceso ocurrió en la Clínica de la Trinidad, en Quilmes, poniendo fin a la vida de uno de los pilares del rock argentino, cuya influencia traspasó generaciones y fronteras.
Había sido en agosto cuando el propio músico, con una mezcla de resignación y valentía, se despidió públicamente de los escenarios. “Hola, amigos. Desgraciadamente, tengo que darles una noticia que jamás quise dar”, expresó con la voz pausada de quien lleva décadas entregando su alma a la música. “A mis 84 años, con todas las ganas de continuar, me ha aparecido una enfermedad que no me permite cantar, ni tocar y continuar con la banda”.
La despedida resonó como un eco en la comunidad artística, una comunidad que creció moldeada por los acordes y las palabras de La Biblia, aquel disco icónico que Quiroga ayudó a cincelar en 1971. Era su obra magna con Vox Dei, una banda que nació en Quilmes y se erigió como una de las piedras fundamentales del rock nacional.
El anuncio llegó con una frase breve pero cargada de dolor: “Lamento informar que falleció Willy Quiroga”. Desde su cuenta oficial, el mensaje continuó con palabras que resonaron entre sus seguidores y colegas: “Su partida deja un vacío irreparable en nuestros corazones. Recordaremos siempre su música y fortaleza. Su amor, sabiduría y generosidad inspiraron a muchos y su memoria vivirá en nosotros. Hasta siempre, Willy”.
Entre las primeras reacciones, en charla con Teleshow, el reconocido conductor radial Lalo Mir definió la pérdida con precisión: “Es una pérdida grosa, no solo por su rol como fundador de Vox Dei, sino también por crear La Biblia en todo sentido. Es La Biblia de nuestra música popular contemporánea. Era un pionero absoluto, una de las semillas que germinaron en esta historia loca del ámbito musical y del rock argentino”. Sus palabras fueron un reflejo del impacto indeleble de Quiroga en el corazón cultural del país.
“Willy fue un tipo que conocí hace relativamente poco. Hará seis, siete años. Y, desde entonces, me marcó”. Con estas palabras, el periodista y conductor Eduardo de la Puente recordó al eterno bajista de Vox Dei, en charla con este medio. La huella que Quiroga dejó en De la Puente fue tan profunda como el impacto de sus canciones en los inicios del rock nacional.
“Vox Dei fue lo primero que escuché de rock argentino cuando tenía seis o siete años”, confesó De la Puente al evocar esos días en que bandas como Almendra, Manal y Vox Dei cambiaron para siempre la música popular argentina. “Me rompió la cabeza”, recordó, marcando el poder transformador de aquel sonido que surgió como un grito nuevo, libre y desafiante.
Incluso, no ocultó su admiración por la fuerza vital de Quiroga: “Siempre me pareció un luchador increíble. Siguió adelante tan de pie todo el tiempo, tan batallando, tan siguiendo para adelante. Tenía una fuerza arrolladora. El tipo era como una fuerza de la naturaleza”.
No solo hablaba de su música, sino de la energía que el bajista transmitía a quienes lo rodeaban. Esa energía, que parecía desafiar al tiempo, se reflejaba incluso en los músicos que lo acompañaban. De la Puente recordó un momento inolvidable: cuando Quiroga visitó los estudios de Rock & Pop para tocar en vivo en uno de sus programas.
“Tenía una banda de gente muy joven tocando con él”, contó, maravillado por la simbiosis entre generaciones. “No podía creer que hubiera, qué sé yo, 40 años de diferencia entre él y los tipos que lo acompañaban, porque esa diferencia se notaba nada más que en las arrugas de la piel, no en el resto”. Esa capacidad de conectar con los más jóvenes, de integrar su sabiduría con la energía nueva, era otra muestra de su grandeza.
Pero no solo era su talento lo que lo hacía inolvidable. De la Puente recordó las charlas que compartieron, momentos llenos de humor y camaradería. “Las veces que nos vimos terminaron siendo charlas hermosísimas. Nos recontra cagamos de risa”, dijo, en un tono que mezcla el cariño con la nostalgia. “Es una pérdida grande. Se lo extrañará mucho”, concluyó De la Puente. En sus palabras, como en las de tantos otros que se sumaron a despedir al maestro, se percibe el peso de un adiós. Pero también, la certeza de que Willy, con su música, su fuerza y su humanidad, dejó una huella que ni el tiempo ni la muerte podrán borrar.
Otra voz que se unió al homenaje fue la de Silvia Gers, cantante y guitarrista, quien evocó un recuerdo personal: “Qué triste noticia. Siempre quedará en mi corazón sus palabras de afecto hacia mí y su generosidad cuando tocó en un concierto que yo daba en el bar del teatro El Cubo. Abrazo inmenso para su familia”.
Palabras sentidas fueron las de Vicky Soule, hija de Ricardo Soule, quien fuera otro de los pilares de Vox Dei. A través de sus redes, la joven lo despidió con emoción: “Te amo Willy, por siempre. Aplauso de pie. Ovación eterna, maestro”. Por su parte, el guitarrista Boff, figura legendaria del rock argentino y fundador de Riff y Pappo’s Blues, recordó un encuentro reciente con Quiroga: “Lamento la noticia, Willy querido. Hace muy poco compartimos un encuentro. Hasta siempre, maestro”.
Corcho Rodríguez, amigo cercano del músico, destacó: “Gracias, Willy querido maestro, inspirador desde mis 13 años. Tu honestidad creativa, tu calidad de persona y tu música son ejemplo a seguir para todos nosotros. Familia Love & Respect”.
El periodista Sergio Marchi, con una pluma cargada de nostalgia, lo definió como “el bajista eterno de Vox Dei” y recordó que además de esa banda mítica, Quiroga lideró el proyecto Destroyer en años posteriores. Sus palabras sintetizan el papel de Quiroga en los albores del movimiento: un hombre de “la primera hora del rock argentino”.
Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes de donde Quiroga era ciudadano ilustre, también se tomó unos minutos para recordarlo: “Despedimos con profunda tristeza a Willy Quiroga, ciudadano Ilustre de Quilmes y una leyenda del rock nacional. Su música y su espíritu quedarán para siempre en el corazón de nuestro pueblo. Acompañamos a su familia y seres queridos en este difícil momento”.
Por su parte, la cuenta de X Música y Fotos rescató una anécdota que el propio Quiroga había relatado sobre los inicios de Vox Dei. “Fuimos al teatro Payró, participamos de un festival… Cantamos en inglés, sonamos muy bien, al público le encantó. Cuando terminamos, se nos acercó un flaco sacudiendo los pelos y nos dijo: ‘Loco, son una bola de acero que pega en la cabeza, pero no entiendo por qué cantan en inglés cuando tienen todo un idioma a disposición’. Era Luis Alberto Spinetta. Ahí fue que Bitter Sugar se convirtió en Azúcar Amargo”.
En 2022, Quiroga fue reconocido como Figura Destacada de la Cultura, un homenaje que cristalizó décadas de dedicación a la música, al arte y a una forma de entender la vida que marcó generaciones. Al recibir la distinción, el bajista y compositor reflexionó con humildad sobre su legado: “Todo lo que hice en mi carrera no lo hice solo. Lo hice con Rubén Basoalto y con Ricardo Soulé”, dijo, evocando a sus compañeros de batalla en Vox Dei.
“Yo solo soy un hombre que tuvo la suerte de encontrar palabras y armonías para comunicar, para decir realmente lo que tenía en mi corazón”. Así lo expresó, con esa sencillez que lo caracterizaba, como si el peso de haber creado himnos no recayera sobre sus hombros, sino en una suerte de destino compartido.
Ese reconocimiento fue un acto de justicia histórica, pero también un recordatorio de que los verdaderos gigantes rara vez se ven a sí mismos como tales. Sus palabras y armonías siguen resonando en miles de corazones, como un eco infinito de su alma creativa. Hoy, cuando el escenario del rock nacional se tiñe de luto, esas palabras cobran un nuevo sentido. Willy Quiroga ya no está, pero su música permanece. Él mismo lo sabía: la inmortalidad no está en el cuerpo, sino en aquello que dejamos al mundo.
Fuente: Infobae